El carácter emocional de la corbata

Me encuentro dividido en mis emociones ante una prenda que, hoy en día, está en un moderado desuso, y me pregunto el significado y la belleza de la misma.

A la ropa, una vez utilizada y usada, podemos darle diferentes usos, pero la corbata es algo que no he tirado jamás. Cajones repletos de corbatas de diferentes estilos, formas, diseños y colores. Todas diferentes y cada una especial por un motivo u otro.

Según la tradición, las mujeres, parejas, enamoradas, hijas, etc, de los jóvenes o maridos que partían a la guerra en Croacia entregaban una especie de pañuelos para que en los momentos de peligro les sirviera de consuelo.

Esta prenda que se ponía alrededor del cuello, era un signo de que las personas queridas permanecían en el pensamiento y en los rezos de los que se quedaban. Del mismo moda, al llevar esa especie de pañuelo, él mostraba su aprecio hacia su amada, hija o elegida, dándole un espacio y un privilegio en su corazón.

Así nace la Kravata,

que forma parte del traje tradicional de los croatas que viven fuera de su país, un elemento que fue copiado por todos los países que se relacionaron con estos croatas, en especial, los franceses, que le dieron un toque de cultura, distinción y elegancia a esta particular prenda.

Quizá muchos busquen otro tipo de orígenes en aquellas prendas que cualquier persona se podía anudar al cuello, bien sea en Egipto a través del famoso nudo de Isis, o en Roma, prenda que utilizaban los oradores en la garganta para protegerse del frío.

En cualquier caso, me parece entrañable y sincero el significado de la corbata.

Por eso es uno de los regalos más comunes que se le puede hacer a un hombre por aquellas personas que lo aman, respetan o admiran.

Quizá es porque da belleza y elegancia al hombre que la lleva o quizá también por la distinción y la personalidad que transmite cada uno que lleva esta prenda.

 

Que alguien se acuerde de uno, que lo tenga en su pensamiento, que comparta su vida y eso lo simbolice en una corbata es emocionante, y si además, tiene un diseño increíble, es de seda, y abrillanta la personalidad del que la lleva, su uso debería extenderse a todos los habitantes de nuestras ciudades, a las mujeres, a los niños y las niñas, y a todos los hombres, que con orgullo podrían mostrar a sus congéneres que hay alguien que les ama por encima de todo.

 

 

Hagamos el día de la corbata, compremos corbatas bonitas y molonas, pongámoslas en el cuello o en la cintura, en la muñeca o colgadas del bolso, pero llevemos corbatas para decirle al mundo que hay alguien que nos ama. Ese carácter emocional de la corbata se merece ese pequeño sacrificio que puede tener llevar algo atado al cuello constantemente.